La reconocida cabaña ovina Ignibrau, de la familia Badie, volvió a destacarse en una de las competencias más exigentes del país: la Exposición Rural de Palermo. En una entrevista exclusiva con el Diario de Ayacucho, Andrés Badie, referente del establecimiento, compartió las claves de este nuevo logro y el camino que viene recorriendo la cabaña con esfuerzo, técnica y una gran pasión familiar.

“Lograr premios reconforta y marca que estamos en el buen camino”, afirmó Badie, con la satisfacción de quien sabe que detrás del trofeo hay años de trabajo sostenido y decisiones precisas. La historia de Ignibrau no es reciente: lleva más de veinte participaciones en Palermo, y su origen está íntimamente ligado a lo familiar. “IGNIBRAU significa las primeras letras de los nombres de nuestros hijos: Ignacio, Nicolás y Braulio”, explicó Andrés, revelando el profundo vínculo emocional que atraviesa el proyecto.
La iniciativa de participar en exposiciones surgió justamente por impulso de Braulio, uno de sus hijos. Desde entonces, la presencia en las principales pistas del país ha sido una constante para esta cabaña que representa con orgullo a Ayacucho.
Consultado sobre las decisiones técnicas que permiten alcanzar este nivel competitivo, Badie fue claro: “Hay que invertir en genética y saber elegir buenos padres”. Pero no es lo único: también destacó la importancia de la selección, el cuidado, la alimentación y la sanidad como pilares fundamentales del manejo.
Preparar un animal para una exposición como la de Palermo requiere una atención meticulosa. “Primero se seleccionan los mejores animales. Luego se cuidan y alimentan de manera especial”, explicó. En ese sentido, detalló que la dieta incluye pasto, soja, maíz, trigo, minerales, entre otros componentes. Pero también es clave la mansedumbre: los animales se palenquean con bozal, se los camina, se esquilan de forma precisa, se bañan y se les pasa la sopladora para dejarlos impecables. “Todo eso permite que el jurado pueda evaluar con precisión lo fenotípico”, añadió.
Además de la presentación estética, también se cumplen rigurosos requisitos sanitarios: análisis de brucelosis, tuberculosis y controles antiparasitarios son parte del proceso previo al embarque hacia la expo. “No solo vamos a competir, también a difundir la raza Texel y a hacer amigos”, remarcó.
Respecto al futuro, Ignibrau ya tiene una hoja de ruta definida. “Vamos a participar del Tercer Congreso Texel del Mercosur en Esteio, Brasil, en el marco de Expointer. Y después se viene la Nacional Texel en Curuzú Cuatiá”, adelantó Andrés.
En cuanto a la genética, las expectativas están puestas en las nuevas generaciones: “Estamos esperando el nacimiento de corderas y corderos pedigree, hijas de excelentes padres que trajimos de Uruguay este año”.
La cabaña Ignibrau demuestra que, desde el corazón productivo de Ayacucho, se puede competir —y ganar— en las grandes ligas de la ganadería argentina. Con visión técnica, pasión familiar y compromiso por la mejora genética, los Badie siguen dejando bien alto el nombre del campo ayacuchense.