De a poco, el radical Rodrigo de Loredo volvió a levantar el perfil. Y el ánimo. Tras la manera en la que se le escapó la interna sin urnas del radicalismo cordobés que le hizo menguar su poder dentro de la fuerza, sumado al rol dentro de Diputados donde, con delay empezó a criticar al gobierno de Javier Milei, De Loredo empieza a construir su perfil a partir de diciembre.
Coquetea, a su estilo, con varias salidas: desde la posibilidad de explorar un despacho en el Ejecutivo nacional, todavía sin éxito porque los que golpean puertas son los mismos que le hicieron perder el joystick de la UCR a manos de Ramón Mestre; hasta la chance de un retorno a Córdoba para tratar de reconvertirse como el opositor de Martín Llaryora.
Para esto último, algunos que están cerca del jefe del bloque radical en la Cámara baja creen que la tarea es más sencilla. De Loredo no ve un buen rendimiento de la lista libertaria en Córdoba para las elecciones de octubre y apuesta a que la responsabilidad de esto caiga en Gabriel Bornoroni, el jefe de campaña, y fundamentalmente en Lule Menem, a quien apunta por haberlo dejado afuera del primer lugar de una lista en alianza.
Milei le regaló a Schiaretti la polarización que estaba esperando
Es más, el radical cordobés sabe que Rodrigo Lugones y Santiago Caputo tienen encuestas en las que la lista que lidera el ignoto Gonzalo Roca está en 22 puntos, con una proyección a full de 30, pero siempre sin posibilidad alguna de alcanzar al armado de Provincias Unidas que tiene como candidato al exgobernador Juan Schiaretti.
Por esto también cree que Luis Juez va a quedar enredado. El senador selló la alianza y puso al Frente Cívico en el mismo nivel que La Libertad Avanza en Córdoba la misma noche en la que supo que De Loredo había perdido el control de la UCR y, con ello, la última chance que le quedaba al diputado para arrastrar al radicalismo con los libertarios.
De manera tal que De Loredo piensa que esa nueva sociedad que planeaban estrenar Juez y Bornoroni de cara al 2027 con el objetivo de desplazar al radicalismo no será posible para enfrentar al peronismo. Al menos, con los resultados que podría mostrar la elección de Córdoba en unas semanas.
Por esto el radical critica ahora con énfasis la peronización del gobierno de Milei, le remarca cómo ningunearon a gobernadores de la UCR y busca reconstruir su vínculo con el expresidente Mauricio Macri cuando lo incluye en esa carrera de postas de malos tratos que tuvieron los Milei.
En paralelo, por lo bajo espera que en Córdoba, Mestre, el enemigo íntimo que le quedó dentro de la UCR no logre llegar a Diputados. Si el exintendente consigue pellizcar un escaño, los planes para el zigzagueante De Loredo se complican.
Por eso no pedirá por el voto radical, mira con desconfianza a aquellos que estaban con él hasta hace unos meses y salen a embanderarse ahora en la Lista 3; mientras, él manda en el interior cordobés a jugar con los libertarios y en la capital cordobesa a darle un voto de confianza al histórico Aurelio García Elorrio. Hasta la irrupción de Milei, el dueño del voto conservador en Córdoba.
Estrategia, esta última, que la hace pensando en reflotar un aggiornado Juntos por el Cambio para el 2027.
La otra misión de De Loredo a partir de octubre será intentar reconstuir también su armado. En el radicalismo, incluso los que están muy cerca de él saben que no habrá margen para esperar al 2027 a definir candidaturas, por eso lo quieren llevar a una interna el año que viene y que ahí se defina quién se queda con el sello. “Si volvemos a esperar hasta el 2027 para definir nuestros candidatos somos unos boludos. Porque Llaryora va a mandar a votar en marzo del 2027 y nosotros vamos a quedar pedaleando de nuevo”, dijo un radical a LPO.
Por último, de lo que también tomó nota De Loredo es de la tensión que hay entre los radicales con peluca y la Casa Rosada. Sabe de la bronca con el Gobierno que tienen aquellos que le rompieron el bloque y está atento a cómo impacta esto en Córdoba.