La portada de hoy lo deja claro, aunque nunca está de más reiterarlo: “la imagen es inteligencia artificial”. Sin embargo, a veces la ficción y la política local se entrelazan de formas inesperadas. Los rumores no se detienen, las señales empiezan a confluir, y algunos ya se preguntan si el escenario que parecía improbable está más cerca de concretarse. El camino, como siempre, dirá.
Nos encontramos en días decisivos, donde el escenario político –tanto en Ayacucho como en la provincia de Buenos Aires y a nivel nacional– atraviesa momentos de redefinición. Esta columna no pretende adelantar resultados ni hacer futurología, sino analizar un tablero que se acomoda a cada movimiento con más velocidad de la habitual.
Peronismo, ¿el que la tiene más fácil?
Paradójicamente, el peronismo –que en otros tiempos sufrió internas desgastantes– es hoy quien parece tener el camino más allanado a la hora de definir candidaturas. Con una conducción más unificada y una narrativa más clara, al menos en términos locales, el justicialismo podría enfrentar las elecciones sin mayores fracturas.
En cambio, el oficialismo local, que responde al espacio del Acuerdo Cívico, se encuentra ante una encrucijada que no es puramente ayacuchense: ¿qué hará el radicalismo en el plano nacional? ¿Habrá un acuerdo con Javier Milei? ¿Se romperá la histórica alianza con sectores más moderados o progresistas?
La encrucijada radical
Mientras el PRO parece inclinarse sin disimulo hacia La Libertad Avanza –al calor de un discurso centrado en “la destrucción del kirchnerismo”–, el radicalismo aparece en una posición incómoda. Ideológicamente, es un partido que, por historia y por principios, tiene más puntos de contacto con el peronismo que con el ultraliberalismo. Pero las ideologías parecen haberse vuelto una variable secundaria frente a otros intereses de poder.
¿Se está por formar un gran frente anti-k? Las versiones apuntan a que sí. Un frente “unido” para cerrar, simbólicamente, el ciclo de Cristina Fernández de Kirchner en la política argentina. Pero, en el proceso, ¿qué quedará de las bases ideológicas? ¿Qué lugar ocuparán los valores históricos de partidos como la UCR si se alinean detrás de una figura que desprecia abiertamente la tradición institucional?
Un espejo que inquieta
En Ayacucho, el reflejo de algunas políticas libertarias ya comienza a sentirse. Dos decisiones recientes permiten el análisis:
A nivel nacional, la Cámara de Diputados aprobó un aumento del 7,2% para jubilaciones. Milei, sin vueltas, anunció que vetará esa mejora.
A nivel local, el Ejecutivo se reunió con los gremios y determinó que no habrá aumento para los trabajadores municipales.
En ambos casos, el discurso es similar: “No hay plata”. Con el objetivo de mantener el equilibrio fiscal, los ajustes caen sobre los sectores más vulnerables: jubilados, trabajadores públicos, clases medias empobrecidas.
¿Casualidad? ¿Coincidencia? ¿O un alineamiento tácito entre niveles de gobierno que comparten una visión fiscalista, aunque no lo digan abiertamente?
El dilema de las obras y los alineamientos
Un punto clave en este análisis es la relación entre el municipio y el gobierno de Axel Kicillof. La gestión local ha sido claramente beneficiada por programas y fondos provinciales durante estos años. Pero si el rumbo político cambia y el municipio se alinea con un gobierno nacional que propone recortar drásticamente la obra pública, ¿cómo se sostendrá ese vínculo?
¿Podría mantenerse la sintonía con La Plata en medio de un enfrentamiento Nación-Provincia? ¿Qué estrategia asumirá el gobierno local si debe elegir entre continuar beneficiándose del respaldo provincial o cerrar filas con un gobierno nacional que pone en duda esas inversiones?
Lo que viene
La campaña aún no empezó oficialmente, pero el clima ya es de definiciones. Algunas fuentes cercanas al gobierno local aseguran que el sector que representa no acordaría con Milei, y que evalúan otras opciones más afines a su identidad política. Pero si en la provincia se consolida un frente que incluye a la Libertad Avanza, ¿qué pasará en Ayacucho?
Los próximos meses serán clave. Las alianzas nacionales arrastrarán definiciones provinciales y, en última instancia, impactarán en lo local. En ese complejo engranaje, cada movimiento cuenta. Y en la ciudad, donde los vínculos son más personales y los discursos menos abstractos, el electorado sabrá leer entre líneas.
Mientras tanto, seguiremos atentos. Porque, aunque parezca exagerado, no sería la primera vez que una imagen de inteligencia artificial termine anticipando una realidad política que parecía improbable.