Aunque celebran el orden fiscal y el freno de la inflación, los empresarios miran el horizonte económico con ceño fruncido mas que entusiasmo. “Dejaron pasar la liquidación del campo sin sumar reservas, las tasas se dispararon, el dólar ya está cerca del techo de la banca y ahora dicen que después de las elecciones podrían devaluar. La verdad no tengo claro co o sigue el plan económico”, se sinceró ante LPO uno de los empresarios más importantes del país, que fue de los primeros en apoyar a Javier Milei.
Con las elecciones de medio término a la vuelta de la esquina, la llamada “Fase 4” del plan económico de Milei y Caputo despierta entre los empresarios más dudas que certezas.
La preocupación escaló con la mala praxis del equipo económico con el desarme de las Lefis que provocó un descontrol en la tasa de interés, que continúa. “Cuando las tasas de interés se disparan, no es una oportunidad, es que el riesgo aumenta de un modo peligroso”, consideró el economista Pablo Tigani.
El gobierno apuntó contra dos bancos por el desarme de las Lefis
En la city porteña, varios repiten la frase como si fuera un mantra. La calma cambiaria, conseguida a base de intervención en los dólares financieros y el mercado de futuros, podría tener un costo que recién empieza a vislumbrarse.
Según un informe de Facimex Valores, el Banco Central vendió más de 3.600 millones de dólares en contratos de dólar futuro en el último mes, y esa dinámica puede convertirse en una bomba de tiempo si el tipo de cambio oficial queda rezagado y los agentes deciden cubrirse.
Los datos de actividad tampoco traen alivio. El último informe del IPI de FIEL marcó una caída del 1,2% en junio respecto de mayo (medición desestacionalizada), y del 0,8% respecto al primer trimestre del año.
La foto que entrega el Observatorio IPA, que reúne a industriales pymes, también es preocupante: el crecimiento interanual “se explica más por el efecto estadístico de la profunda contracción de 2024 que por un cambio estructural”. O sea: es más rebote que real.
En el sector privado hay una sensación compartida: si la actividad no reacciona, el superávit fiscal puede volverse papel pintado. O como dicen los expertos: los programas que descansan en “falsos superávits”, como los de Grecia antes de 2010 o Turquía a principios del milenio, suelen terminar en un colapso de confianza que obliga a correcciones abruptas y costosas.
La apuesta todavía sostiene la alianza con los grupos económicos pese a los crecientes problemas de actividad son las reformas estructurales: laboral, tributaria y jubilatoria.
Desde Amcham, la cámara que nuclea a las empresas estadounidenses en el país, bajaron un mensaje claro: si el gobierno quiere que lleguen inversiones genuinas, tiene que garantizar libre acceso al mercado de cambios para el giro de dividendos, regalías y pago de deudas comerciales o financieras.
En un reciente encuentro con fondos de inversión en Wall Street, uno de los mayores desarrolladores recibió el mismo diagnóstico. “Hay entusiasmo con Milei y la Argentina, pero para invertir quieren esperar que se libere el cepo para girar dividendos, ver como le va en las elecciones y que la calificación del país mejore”, comentó a su regreso.
Los empresarios observan que la economía logró evitar el derrape, pero sigue girando en una curva cerrada, con los faros rotos. Y ahora no tienen tan claro que lo que sigue es parte de un plan consistente o una vez más se empezó a improvisar. “Porque el ajuste ordena, sí. Pero también agota”, dijo a LPO un importante empresario textil.