El presidente de YPF, Horacio Marin, dio sus razones para justificar la escandalosa venta de Profertil, una operación en la que se mezclan funcionarios del área energética como Daniel González y millonarios de las cripto.
Marin, que el año pasado había afirmado que no pensaba vender Profertil porque era una máquina de generar ganancias, ahora dijo que aceptó hacerlo porque “ofrecieron un buen precio” y con los USD 600 millones de la operación, reeditará una suerte de barril criollo para sostener la caída del precio del Brent, que perforó los USD 60 este martes.
En efecto, días atrás YPF se desprendió de su participación en Profertil, la empresa argentina líder en la producción de fertilizantes, especialmente urea, un insumo hoy en alta demanda global. La operación no fue menor: Adecoagro, empresa en la que era directivo Daniel González y la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) compraron la participación de YPF por aproximadamente USD 635 millones, lo que se sumó a la compra previa de la parte que pertenecía a la multinacional canadiense Nutrien, por unos USD 600 millones. El valor total de la reconfiguración accionaria de Profertil ronda los US$ 1.200 millones.
YPF le vendió el 50% de Profertil a Adecoagro, empresa vinculada a la mano derecha de Caputo
La salida de Nutrien, uno de los mayores jugadores globales en fertilizantes, marcó un nuevo hitó en la salida de inversión extranjera – que el gobierno de Milei llevo a niveles negativos récord, con salida neta de capitales- en un segmento donde Argentina tiene ventajas comparativas claras: gas abundante, industrias localizadas y una demanda agrícola constante.
Lo llamativo, para quienes siguen de cerca la estrategia de YPF, es que Marín venía defendiendo a Profertil como una empresa exportadora y “superavitaria”, a pesar de “ser incongruente” con el objetivo excluyente: desarrollar Vaca Muerta. Hasta hace unos días, Marin decía que aunque Profertil fuera ajena al core de petróleo y gas, aportaba caja y resultados positivos.
Los números lo confirman: la planta en Bahía Blanca produce alrededor de 1,3 millones de toneladas de urea al año y 790.000 de amoníaco, abasteciendo cerca del 60 % del consumo nacional y generando divisas vía exportaciones.
Sin embargo, Marín explicó la decisión de venta bajo otra lógica: “amotiguar la caída del precio del petróleo”, tras semanas en que el barril Brent perforó los USD 60 el barril, un umbral que encendió alarmas en productores y operadores del sector, y que según dirigentes de YPF justificó priorizar la liquidez para el negocio energético.
“Pese a que yo dije que Profertil no la iba a vender porque es rentable, recibimos una oferta muy superadora y por eso decidimos aprovechar el momento para no frentar la producción en 2026. Ya en 2027 se espera que el crudo suba su valor”, detalló Marin.
En la industria coinciden que la decisión fue un error estratégico. “Es como tirar por la borda dólares que entraban de Profertil para amortiguar la baja del crudo durante solo un año y luego hipotecar la producción de fertilizantes hasta 2030. Marin se fumó Profertil”, ironizó un referente del sector. “Marin es una maquinita de tomar malas decisiones, incluso en función de sus propios objetivos. Por algo lo abandonaron Petronas y de Shell”, agregó el directivo de una petrolera.
“Profertil era mucho más que una línea contable: era una fábrica estratégica. Desprenderse de ello para deal with oil prices suena, en el mejor de los casos, a priorizar el corto plazo sobre un flujo de beneficios tangibles”, afirmó otra de las fuentes consultadas.
La jugada ahora deja a Adecoagro como principal controlador 90 % y a la ACA con el 10 % restante de Profertil, consolidando un actor nacional fuerte en el corazón del negocio de fertilizantes. El trasfondo incluye la entrada de capitales vinculados al universo cripto en Adecoagro, que aportan otra capa de complejidad oportunista a una industria tradicionalmente estable, tal como reveló LPO.
