El presidente de la Sociedad Rural de Ayacucho, Nicolás Tortorella, dialogó con el Diario Ayacucho sobre la reciente decisión del Gobierno Nacional de reducir las retenciones al agro, una medida que impacta directamente en la economía productiva local. En una conversación extensa, reflexiva y con un fuerte anclaje institucional, Tortorella analizó los alcances de la medida, el rol del campo en el desarrollo del país y la necesidad de construir puentes entre el productor y la comunidad.
¿Qué representa para el productor agropecuario ayacuchense esta medida del Gobierno Nacional respecto a la quita de retenciones?
Las retenciones, explicó Tortorella, son un impuesto recaudatorio y confiscatorio que históricamente ha golpeado al productor. “Cuando se habla de retenciones se está hablando de un impuesto a la producción cerealera: soja, maíz, girasol, trigo. En el caso de la soja, era del 33%. Si cosechás 10 porotos, tres se los lleva el Estado”.
La quita parcial, agregó, es un alivio que devuelve incentivo a la producción. “El productor produce porque lo siente, es su modo de vida. En buenos y malos tiempos sigue sembrando. El Estado debe acompañar ese esfuerzo y dejar de castigar con impuestos que quitan competitividad”.
Además, destacó que el productor argentino no solo abastece al mercado interno, sino que “alimenta al mundo”. Y remarcó que esta medida debería ser un primer paso hacia una eliminación total de las retenciones.

Muchos sostienen que el campo es el motor productivo del país. ¿Cree que esta decisión va camino a reconocer ese rol?
“Desde adentro del sector lo vemos como el motor productivo del país. Pero necesitamos señales claras: un Ministerio de Asuntos Agrarios fuerte, un SENASA y un INTA con presupuesto y funciones claras”.
Tortorella valoró la medida como un mensaje al campo, pero señaló que aún falta consolidar una política productiva coherente. “Si queremos que el campo traccione, hay que hablarle al campo. El productor grande, mediano y chico necesita condiciones para crecer. La quita de retenciones no es solo una ayuda, es una inversión en la economía real”.
Agregó que el impacto es directo: más producción significa más movimiento económico, más empleo, más impuestos indirectos, más demanda de maquinaria, repuestos, servicios. “El día que lleguemos a retenciones cero, el sector podrá demostrar todo su potencial”.
¿Qué impacto directo podría tener esta medida en la economía local de Ayacucho, tanto en lo productivo como en lo laboral?
La baja de retenciones, explicó, debería generar un incentivo directo para aumentar la superficie sembrada, lo cual impacta de forma positiva en el empleo y en la economía del pueblo.
“Más hectáreas sembradas significan más trabajo: desde contratistas rurales hasta torneros, mecánicos, semilleras, agronomías, transportistas. Hay una cadena inmensa que se activa”. Según Tortorella, ese movimiento económico genuino llega también al comercio local, a los servicios y a las obras particulares que el productor puede emprender si tiene un buen año. “Es una rueda virtuosa que arranca en el campo y llega al centro del pueblo”.
¿Cuál es el mensaje que le daría al ciudadano común, muchas veces ajeno a la realidad del campo, sobre por qué esta medida puede beneficiar al conjunto del pueblo?
“El productor necesita explicar más y mejor qué hace todos los días. No se trata de una bajada de línea, sino de hacer escuela, de educar”, expresó.
Tortorella llamó a recuperar una comunión entre el pueblo y el campo: “El productor genera alimentos. Y eso es una de las acciones más nobles que existen. Produce para el otro, para la mesa del vecino, del país y del mundo”. Reconoció que el mundo capitalista exige rentabilidad, pero defendió el valor humano detrás de la producción: “No es solo una empresa, es una vocación”.
Pidió también entender que detrás de cada productor hay familias, instituciones, gremialistas rurales que trabajan de forma invisible para sostener la actividad, y llamó a superar el ruido mediático que empaña la comunicación. “Los pueblos no terminan en las cuatro avenidas. Entre el centro y el campo hay una comunidad que trabaja todos los días con políticas a favor o en contra, con climas buenos o adversos, pero siempre con el compromiso de producir”.
Un mensaje final: política, campo y visión institucional
Tortorella cerró la entrevista dejando en claro su posición: “No tengo afiliación partidaria. No creo en el partidismo como herramienta excluyente. Creo en una política humana, que cobije a todos los sectores, que abandone el discurso vulgar y abrace el diálogo”.
Con una mirada integradora, abogó por una política que acompañe a los que producen, sin importar colores partidarios, y que entienda que el desarrollo empieza por quien se levanta cada día a trabajar la tierra.