Mauro Sergio, la emblemática marca de indumentaria de Mar del Plata, atraviesa una profunda crisis con sus ventas que la obligó a reducir un 20% su producción y a despedir a unos 50 trabajadores.
Esta reestructuración interna de la empresa Textilana -propietaria de la marca Mauro Sergio- es una respuesta directa a la apertura de importaciones y la consecuente caída del consumo, dos factores que generaron un exceso de stock y una disminución de ventas de entre el 15% y 20% durante el invierno.
La fábrica fue fundada en los años 70 como Todisco. Se trata de una Pyme integrada que abarca toda la cadena de producción de indumentaria de punto, desde el hilado hasta la confección de sweaters.
Sus productos se comercializan a precios competitivos entre $ 16.000 y $ 30.000, apuntando a la base de la pirámide de consumo, el segmento más afectado por la situación económica.
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Fuentes cercanas a la compañía explicaron que la crisis no sólo “es el resultado de la apertura de las importaciones, sino también de la caída del poder adquisitivo de la gente”.
Sostienen además que el público al que apunta la empresa es el más afectado toda vez que trabajan para la base de la pirámide y aseguran que sus precios son muy bajos porque hacen la producción completa, lo que les permite ser competitivos.
“Yo tengo colegas que han buscado para importar los mismos productos que fabricamos y no hay una gran diferencia de precios. Además, trabajamos fibra natural, no sintético como la mayoría”, dijeron desde Textilana.
LPO había adelantado el malestar de la industria textil con las medidas del gobierno libertario de bajar los aranceles de importación un 15%. “Nos sentimos defraudados, estábamos esperando las reformas para que bajen los impuestos y se los bajan a los chinos”, dijo a LPO el titular de la Cámara Textil de Mar del Plata, Guillermo Fasano, que sostuvo que venían manteniendo canales de diálogo abiertos con funcionarios del Gobierno, que le venía prometiendo reducciones impositivas.
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Capital nacional del pulover, en Mar del Plata los empresarios textiles salieron fuerte al cruce de esta medida: “Parece un plan pensado para octubre o de un ministro que teme ser falible en su lucha contra la inflación”, señaló la cámara en un comunicado.
Ahí, le advirtieron a Caputo que, por la carga impositiva que se sostiene en el sector, “los precios internos de la ropa no van a bajar”. “Y si logran descender un poco y modificar el índice de costo de vida unas décimas, va a ser una “victoria” pírrica que pondrá en peligro la continuidad de ideas nuevas que el país necesita”, agregaron.
Datos recientes de la Fundación ProTejer revelan que durante el primer trimestre de 2025, 5 de cada 10 empresas registraron una caída en sus ventas respecto al año anterior, con una merma promedio del 5%. La situación es aún más grave si se compara con 2023, donde 7 de cada 10 compañías informaron una disminución del 21%.
Además, el 72% de las empresas textiles han tomado medidas que afectan el empleo desde fines de 2023, y 6 de cada 10 redujeron su plantilla. La Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires (FEBA) ha alertado que el 70% del consumo interno de indumentaria ya se compone de prendas importadas, y el gasto de los consumidores en ropa comprada en el exterior creció un 136%.
Ante este panorama, las expectativas del sector no son optimistas: el 40% de las empresas estima que su situación empeorará, y otro 40% prevé que se mantendrá sin cambios.